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América Latina cuenta con un enorme potencial para convertirse en un motor del crecimiento global. Con una población que representa el 8% del mundo y una participación del 7,3% en el PIB global.
En este contexto, la Fundación para la Tecnología de la Información y la Innovación (ITIF) presentó una nueva edición del Índice Latinoamericano de Competitividad Subnacional en Innovación (LASICI), un estudio que analiza el desempeño de más de 200 regiones de siete países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Estados Unidos) para medir la capacidad innovadora de sus economías.
En el caso de Colombia, el análisis estuvo a cargo de la Cámara Colombiana de Informática y Telecomunicaciones (CCIT) y el Tanque de Análisis y Creatividad de las TIC (TicTac) encontrando que, la economía enfrenta desafíos estructurales en su transición de un modelo basado en la exportación de materias primas de bajo valor agregado, hacia uno centrado en la producción y exportación de bienes y servicios de alta intensidad tecnológica.
Según el Banco de la República, la inversión extranjera directa (IED) se contrajo un 17,16 % en 2024 frente a 2022, lo que evidencia la necesidad urgente de fortalecer el entorno estructural de los negocios. Garantizar seguridad jurídica, estabilidad regulatoria y coherencia en las políticas públicas es clave para atraer inversión extranjera en sectores estratégicos como la conectividad, la infraestructura digital y la inteligencia artificial.
Los resultados del estudio subrayan la importancia de fortalecer la inversión en innovación, tecnología e infraestructura digital como vía para salir de ingresos medios que históricamente ha limitado el desarrollo de la región.
Aunque Colombia ha avanzado, persisten desafíos para consolidar su infraestructura tecnológica. El despliegue de redes 5G, el fomento de nuevas empresas tecnológicas y la generación de patentes son prioridades para fortalecer el ecosistema innovador.
Asimismo, los desafíos derivados de políticas públicas ambiguas y la creciente incertidumbre regulatoria han debilitado la entrada de capital extranjero y obstaculizado el desarrollo de un sector tecnológico sólido. Superar estos retos requiere un marco regulatorio moderno, transparente y predecible, diseñado en coordinación con los actores del ecosistema productivo y tecnológico, que genere confianza y promueva la inversión a largo plazo.
Finalmente, el informe asegura que la inteligencia artificial (IA) puede convertirse en un punto de inflexión para América Latina: si se aprovecha adecuadamente, podría impulsar la productividad y la competitividad; de lo contrario, ampliará la brecha con las economías más avanzadas.
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