El proceso de digitalización ha traído cambios importantes. Uno de ellos es el avance hacia la ciencia abierta, que permite un mayor escrutinio público; esto implica una mayor responsabilidad en garantizar su rigor e integridad.
La ciencia abierta se define con frecuencia como un término general que involucra a varios movimientos, con el objetivo de eliminar las barreras para compartir cualquier tipo de producto, recursos, métodos o herramientas, en cualquier etapa del proceso de investigación.
Estos movimientos pueden ser, el acceso abierto a las publicaciones, los datos de investigación abiertos, el software de código abierto, la colaboración abierta, la revisión por pares abierta, la ciencia ciudadana o el crowdfunding de investigación, entre otros(Figura 1). Sin embargo, en el ámbito de las bibliotecas y la información, la atención suele centrarse en dos de estos movimientos: Datos de investigación y Acceso abiertos a publicaciones científicas.
La respuesta científica al COVID-19 ha puesto en gran relevancia a estos dos últimos conceptos. Mostrando tanto las fortalezas como las debilidades de los sistemas científicos existentes con importantes implicaciones en las capacidades que se requieren en el campo investigativo.
De acuerdo con la OCDE, para hacer frente a estos desafíos se requiere desarrollar la capacidad de la fuerza laboral digital en múltiples niveles, incluidos: científicos individuales, equipos de investigación, proveedores de servicios de datos, infraestructuras e instituciones de investigación.
Según este mismo organismo, cerca del 5% del presupuesto de investigación científica debe dedicarse a la gestión de datos FAIR (localizables, accesibles, interoperables y reutilizables) y que uno de cada veinte miembros del personal de investigación debe ser un experto en tecnología digital.
Para lograr esta transición de la fuerza laboral, se requieren acciones en 5 áreas clave, como se muestra en la siguiente figura:
En ese plan de acción los gobiernos nacionales tienen un rol fundamente en las siguiente áreas:
Pese a que, se necesita un liderazgo, planificación y coordinación en materia de política pública. Estas acciones deben estar enfocadas en la oferta educativa, es decir, en las universidades e instituciones de investigación, que son los principales espacios para la educación, la formación y la investigación científicas.
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Por: Michael Sepúlveda
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